miércoles, 3 de febrero de 2016

El límite entre el derecho a corregir a un hijo y la violencia en la educación:creo que hablábamos de esto en la clase anterior ¿Os suena?

  • El fiscal de Menores indicó que en casos de castigos leves los jueces se inclinan por la obligación de los padres a educar
  • M. MENÉNDEZ 
    OVIEDO
3 febrero 2016

  • La III Jornada universitaria sobre los derechos de la infancia, que se celebró ayer en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, tuvo como acto central la mesa redonda 'El derecho de los niños a una vida sin castigos corporales'. Los expertos dejaron claro en sus intervenciones que lo más difícil es establecer el límite entre lo que es el derecho a corregir a un hijo mediante un cachete o una bofetada, y lo que supone educar con violencia. Intervinieron Benito Aláez, catedrático de Derecho Constitucional; Jorge Fernández Caldevilla, fiscal de Menores de Asturias, y Amaia Bravo, subdirectora del Grupo de investigación en Familia e Infancia de la universidad asturiana. Todo ello moderado por Carlos Becedóniz, del Observatorio de la Infancia del Principado de Asturias.
Benito Aláez explicó que, tras la última reforma legal de 2007, el maltrato al niño en el ámbito escolar y familiar está prohibido «por leve que sea». El problema viene porque la Convención de los Derechos del Niño define maltrato como «el uso de la fuerza física para causar un grado de malestar o dolor al niño por leve que sea». Eso comporta, según el fiscal Jorge Fernández, que «se suprimió toda posibilidad de corregir» al menor.

Socialmente están admitidos casos como el zarandeo, la colleja o el pellizco a un niño, pero, en puridad, están prohibidos. En casos de denuncias, «el fiscal está obligado a formular acusación, pero en los casos muy leves se deja a la interpretación de los tribunales», explicó Fernández. Los jueces suelen considerar que el derecho de corrección que tienen los padres frente a los hijos sigue existiendo, «porque los padres tienen la obligación de educar y ¿cómo se puede educar sin corregir?», se preguntó el fiscal de Menores. Por eso, apuntó que «el problema es de límites».

No se mostró de acuerdo con esta exposición Amaia Bravo, que, tras apuntar que es muy difícil saber dónde está el límite, indicó que «se admite una bofetada a un niño pero, ¿a un adulto? Es humillante y no nos lo planteamos con los niños». Además, tiene claro que aunque se apliquen castigos leves «estamos enseñando a los niños que la violencia es válida y somos incapaces de educarlos de otra manera. El castigo bloquea una respuesta, pero no educa».
Bravo puso especial énfasis en si «el maltrato físico es una acción no accidental, lo que es la clave», por lo que abogó por «una tolerancia cero contra cualquier tipo de violencia».

El caso es que, según datos que se ofrecieron en la mesa redonda de ayer, en los 27 países más ricos mueren unos 3.500 niños al año como consecuencia de los maltratos y los especialistas aseguraron que las tasas de suicidio de menores o, al menos, las ideas de suicidio, son altas en los casos en los que los niños sufrieron malos tratos.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con Amaia Bravo, enseñamos a los ninxs mediante la violencia, este tipo de castigo es el más frecuente hoy en día. Es cierto que cuando vamos por la calle podemos ver a un adulto dando un cachete a su hijx o incluso una bofetada y nuestra reacción es pasiva, no mostramos ningún tipo de reacción, sin embargo, si esto fuese al revés quizás si que nos pararíamos e intervendríamos pero.. ¿ no es esto lo que estamos enseñando a nuestros infantes?, los malos tratos se están extendiendo cada vez más en todos los sentidos como causa de una mala educación por parte de los progenitores. El modo de enseñar debería modificarse.

    ResponderEliminar
  2. Como bien dice Amaia Bravo, en la actualidad los niños son enseñados a través de la violencia. Y como ella explica, no vemos mal que un padre le de una bofetada a un hijo, mientras que si fuera el caso contrario ya empezarian a producirse graves problemas. Por esto la manera de enseñar y educar a los niños deberia de cambiar.

    ResponderEliminar