La idea, que surgió en Finlandia en los años 30 y se hizo popular en 2013,
está contribuyendo a disminuir la mortalidad infantil
Madre recibe una caja en México.
Han pasado ya
tres años desde que una tradición finlandesa dio la vuelta al mundo. Más de 10
millones de personas descubrieron en 2013 que el Gobierno nórdico invertía una
gran suma de dinero para que todos los niños del país, sin importar su
condición social, durmieran en cajas. No era algo nuevo, el Ejecutivo finlandés
lleva más de siete décadas regalando a las familias un paquete con ropa,
sábanas y juguetes que luego servía de cuna. Ahora, países como Canadá, Estados
Unidos, México, Reino Unido, Sudáfrica o India están apostando por el mismo
método. El objetivo: reducir la mortalidad infantil.
La idea
comenzó en 1938. Finlandia era un país pobre con una tasa de mortalidad
infantil de 65 niños por cada 1.000 nacimientos. En el camino hacia el estado
del bienestar, por el que se conoce ahora al país, el Gobierno decide apoyar un
nuevo proyecto: dotar a todas las familias de una caja con material de primera
necesidad para dar a los niños un comienzo de vida equitativo. Se podía elegir
entre la caja o efectivo (lo que serían ahora 200 euros). Solo había una
condición: visitar una clínica pública prenatal antes de los cuatro meses de
embarazo. Esto ayudaba a guiar a las madres hacia el sistema oficial de salud.
Ahora, su tasa de mortalidad infantil es de 2,52 sobre 1.000 niños
menores de un año, una de las más bajas del mundo, y muchos
ciudadanos dan las gracias a la caja.
El contenido
del paquete ha variado según las necesidades de la época. Ha pasado de las
telas para confeccionar la ropa y las sábanas de papel en 1940 a los pañales y
colchones pequeños actuales. Igual que a los nuevos tiempos, el contenido de la
caja se está adaptando a las necesidades de los nuevos países que han empezado
a utilizarla: envase de plástico en vez de cartón en Sudáfrica o con protector
de mosquitos en India. El propósito de estos paquetes es contribuir a solucionar
problemas locales.
"Aquí no
estamos acostumbrados, pero hay niños que están naciendo en el suelo donde no hay suelo,
solo tierra. Que cogen el tétanos por una infección en el cordón
umbilical nada más nacer. Así, la idea de que se les pueda ofrecer a estos
bebés un paquete de cuidados, un kit de supervivencia me parece fantástica.
Estas cajas les proveen de un entorno cálido, limpio y con elementos de cura en
sus primeros momentos de vida", explica Máximo Vento, jefe de neonatología
del hospital La Fe en Valencia y presidente de la Sociedad Española de Neonatología
Española. Este experto aboga por lanzar una campaña mundial que conciencie a
los Gobiernos de cómo una idea sencilla puede tener una utilidad real y salvar
la vida de muchos niños.
En México se
ha llamado Programa Cunas CDMX. Comenzó en 2015 y pretende llegar a más de
7.000 mujeres de la capital del país. "Buscamos generar mayor
protección a los niños en Ciudad de México, principalmente los que viven en la
pobreza y la marginación", explicaba Gamaliel Martínez, director general
de Desarrollo Integral de la Familia, en la presentación del proyecto. La ayuda
se ha centrado en madres en situación de vulnerabilidad y con menos recursos.
Incluye algunas novedades como los cortaúñas, los aspiradores nasales o
un termómetro. México tiene una tasa de mortalidad infantil del 12,23,
cuatro veces la de países como España.
La Thula Baba Box en Sudáfrica
Ernst
Hertzog y Frans de Villiers son de Sudáfrica. Juntos han formado una fundación
que se dedica a invertir en proyectos innovadores en su país. Una de sus
últimas apuestas es la Thula Baba Box, la adaptación de la caja de Finlandia.
Lo han desarrollado con un equipo de la Universidad de Stellenbosch y su
objetivo es firmar un contrato con el departamento de salud y economía de
Ciudad del Cabo para que se convierta en un programa nacional.
Esta caja es
de plástico para que pueda servir de baño, lo que es más útil para las madres
sudafricanas. "Los desafíos y las necesidades de aquí son muy diferentes
de las que ocurren en Europa. Así, además de proveer de productos gratis y de
información, nuestro objetivo es que mediante un sistema de recompensas, de
incentivos, consigamos animar a las futuras madres a visitar las clínicas
prenatales antes y con más frecuencia", explican los creadores
del proyecto en su página web. El propósito de este mayor control es reducir el
riesgo de que las madres con el virus VIH mueran al dar a luz. "La caja
finlandesa es un ejemplo alucinante de cómo un diseño ha cambiado un
país", sostiene Hertzog.
Un propósito
similar es el que tiene Karima Ladhani, estudiante de doctorado en Harvard,
para India. Esta variante tiene una red para proteger al bebé de la malaria y
elementos de limpieza y cura. Se ha comenzado a desarrollarlo en un
hospital rural en Jagadiya con el objetivo de prevenir la mortalidad infantil y
maternal. "Aquí tenemos sobreabundancia de todo, pero hay muchas ideas que
bien analizadas y desarrolladas de una manera más sencilla y con un coste muy
inferior al nuestro pueden generar enormes beneficios. Esta caja es un gran
ejemplo de ello", sostiene Vento.
Otros
ejemplos muy sencillos que pueden suponer un gran cambio son una incubadora muy
sencilla y un equipo de reanimación neonatal. Ambos han sido
desarrollados por grupos de investigación que buscan trasladar a los países en
desarrollo, de forma simplificada, los avances de occidente. El primer proyecto es una incubadora que provee de un aislamiento
térmico y de humedad. Con un precio muy inferior y una tecnología
mucho menos sofisticada que las incubadoras de los hospitales occidentales,
estos aparatos cumplen su objetivo de protección del recién nacido. El segundo
diseño se llama First Breath (Primera
respiración, en castellano), cuesta solo de un dólar y puede reanimar a un
recién nacido que no haya iniciado la respiración. Vento explica la importancia
de esta idea: "Hay millones de niños que no nacen en hospitales, sino en
chozas de poblados. Este sistema de ventilación prueba que con aire de ambiente
se puede reanimar a un bebé. Así, con una pequeñísima inversión se pueden
salvar a bebés que se dan por muertos".

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